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Reseña: ''Lo que no quise decir'' | Sandor Marai por Alfredo Brambila

  • Foto del escritor: Luis Alfredo Brambila Soto
    Luis Alfredo Brambila Soto
  • 13 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 19 abr 2022



Estamos muy lejos de imaginar y entender como sería perderlo todo. Que un buen día tu país pierda su nombre; que lo distribuyan geográficamente y por ello te conviertas en ciudadano de otra patria; que la violencia vuelva imposible salir a la calle y  que puedas seguir laborando para ganar el dinero que impide que mueras de hambre tú y tu familia. Estamos lejos, muy lejos de imaginarlo y entenderlo.


El testimonio de Salvador Marai nos puede ayudar a dimensionarlo. Como todo habitante del viejo continente de mediados del siglo XX conoció este horror. Con la guerra lo perdió todo. Aunque su incomprensión y su rabia era menor al hecho de haber perdido a su hijo, no asimilaba que el grupo al pertenecía (la burguesía) ahora representaba -producto de la propaganda, la estupidez y el fanatismo- el enemigo público número uno de la sociedad (¿le suena? ¿Villanos los ricos, los priistas, los panistas, los hombres, los heterosexuales?


En un relato autobiográfico que tituló "lo que no quise decir" Marai da testimonio de los horrores de la guerra. Relato con el que podemos establecer el contraste entre lo que vivimos hoy en el mundo y nuestro país respecto a las libertades y el progreso y lo que se ha vivido en toda la historia de la humanidad.  Y también nos da pistas de que palas no hay que tomar si no queremos sepultar de nuevo a la paz y la libertad.


La paráfrasis no le haría justicia


"Todos los que no eran lo bastante fuerte, dotados, laboriosos e íntegros como para encontrar en la vida la recompensa y satisfacción a las que aspiraban, aunque no estuvieran justificadas por su saber, preparación y personalidad, sintieron que habían llegado el momento de ocupar el empleo, la posición social y el despacho que de otra forma no alcanzarían: con el pretexto de la marginación, el palurdo creía tener derecho a la recompensa y al éxito."


"Quienes habían sufrido en la competición social, económica o intelectual al encontrarse los mejores puestos reservados para quieres gozaban de privilegios o contactos, tenían entonces la sensación de que les había llegado la hora y de que, con ayuda de la violencia y de falsas consignas, podrían vengarse de las oportunidades perdidas y de la marginación, ya fuera real o supuesta."


"Y aquel día también nació otra cosa; la época del resentimiento contra la virtud cualitativa y la época de la venganza para el hombre común torturado por un sentimiento de inferioridad."


Marai decía que la sociedad había perdido el juicio porque apoyaban ideas que a todas luces llevaban a la auto-destrucción y porque respaldaba a políticos que con sus decisiones y discursos volvían aún más caótico y lastimoso todo.


Que estemos lejos de imaginar lo que dice Marai: "en aquellos años perdí casi todo lo que había dado sentido a mi vida: mi hogar, amigos, mi puesto de trabajo y, finalmente, perdí mi patria" es una muestra de lo que alguna vez señaló Bloom: que esta época de libertad, de elecciones y de derechos humanos es sin duda una excepción, algo inusual, porque lo usual en la historia de la humanidad ha sido la guerra, la opresión y el conflicto. Por eso, leer a Marai nos ayudará a comprobar y medir una vez que nos hemos preguntado si hemos tomado las palas con la que se caba la fosa de la paz, la tolerancia y la libertad o si estamos logrando que este estado de excepción que vivimos sea cultivado, respetado y estamos buscando que perdure.

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