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El juicio político ¿al servicio de qué y de quién?

  • Foto del escritor: Luis Alfredo Brambila Soto
    Luis Alfredo Brambila Soto
  • 13 may 2022
  • 2 Min. de lectura

Figuras democráticas que deberían ser mecanismos para garantizar e impulsar la responsividad de los gobernantes, es decir, que su ejercicio gubernamental responda a los intereses ciudadanos, están siendo desvirtuados y puestas en función de intereses fútiles.


El ejercicio de la consulta ciudadana utilizada para enjuiciar a ex presidentes, al igual que la revocación de mandato, se convirtieron, en la práctica, en ejercicios impulsados desde los gobiernos morenistas para medir o buscar aumentar su popularidad. Estuvieron viciados de principio a fin.


Lo mismo está sucediendo con la figura del juicio político. En la capital de Sinaloa,Culiacán, está procediendo un juicio político contra el alcalde morenista, Jesús Estrada Ferreiro. Mismo que a pesar de tener un ejercicio gubernamental caracterizado por la prepotencia, la confrontación y la desatención a grupos vulnerables, no existen razones penales/legales que sustenten la aplicación de un juicio político.


Incluso si comparamos sus “faltas” con los motivos que han llevado a juicio político a otros gobernantes en nuestro país, lo de Estrada es cosa menor. Los antecedentes en México son: Obrador en 2006 por desobedecer un auto de suspensión definitiva en materia de amparo; y César Godoy en 2009 acusado de tener vínculos con el cártel de la familia michoacana.


Entonces, ¿cuál fue es el delito de Estrada? Contrariar al gobernador.


En este contexto se ha empezado a hablar de que el mecanismo de juicio político se podría aplicar a otros presidentes municipales de Sinaloa como al “Químico Benitez” en Mazatlán y Cosalá. Mismos que también han contrariado al gobernador y han sido disidentes de la política oficialista.


Aquí sucede que lo que MORENA no puede –y que debería- resolver con política o a través de mecanismos de control internos de su propio partido, quiere resolverlo a través de las figuras democráticas y de las instituciones que deberían estar al servicio de la ciudadanía y no al servicio de las querellas de los militantes/gobernantes de MORENA.


Este es el síntoma de un problema de origen que presenta MORENA. Nunca han trabajado en su consolidación como partido: no han construido estructura, mucho menos mecanismos para canalizar y resolver la disidencia. Y, menos aún, se han ocupado de formar políticamente a sus miembros, por tanto no tienen capacidad de resolver con política las discrepancias.


Esto también encaja en la lógica de los gobiernos izquierdistas: servirse de las instituciones y de los impuestos de la ciudadanía para sus propios intereses. Es una lógica parasitaria. Pues mientras el Congreso de Sinaloa debería estar discutiendo una agenda que responda a los intereses de la ciudadanía y de Sinaloa, están discutiendo y polemizando en torno a las disidencias del Gobernador con un alcalde

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Los trapos sucios se lavan en casa, ¿para que salpican a la ciudadanía?


¿No deberían ocuparse de temas más fundamentales? ¿Cómo darnos Justiciar por el asesinato de nuestro colega Luis Enrique Ramirez?

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